La Medicina Funcional complementa métodos tradicionales de diagnóstico y tratamiento.
Se diferencia de la medicina tradicional, porque el objetivo está orientado en la búsqueda de la raíz – causa que desencadena la enfermedad de forma silenciosa y en su tratamiento.
Este tipo de práctica apunta a generar un cambio de paradigma centrado en el cuidado del paciente.
Considera al cuerpo un sistema integrado, no solo órganos independientes divididos por especialidades.
Se analizan las interacciones entre los factores genéticos, ambientales y de estilo de vida; que pueden influir en la salud a largo plazo (enfermedades complejas y crónicas).
Es un enfoque holístico.
La premisa es prevenir y alcanzar la máxima vitalidad del ser humano.